La reconocida activista ambiental sueca Greta Thunberg ha sido llevada en andas a la fuerza. Sí, literalmente. Greta se unió a miles de activistas que se habían congregado en el pueblo de Lützerath, Alemania, para protestar contra la expansión de una mina a cielo abierto de lignito, uno de los tipos más contaminantes de carbón. La policía antidisturbios alzó por la fuerza a Greta para retirarla del lugar y la detuvo junto con otra gran cantidad de activistas. Greta publicó en Twitter: “Ayer formé parte de un grupo de personas que protestó de manera pacífica contra la expansión de una mina de carbón. […] La policía nos rodeó y luego nos detuvo, pero a la noche nos dejaron ir. Proteger el medioambiente no es un delito”.
Mientras Greta era detenida, miles de representantes de la élite mundial llegaban a la ciudad suiza de Davos para asistir a la edición número 53 del Foro Económico Mundial. Este encuentro anual se promociona como un espacio en el que líderes empresariales y políticos entablan un diálogo entre iguales para abordar los problemas más apremiantes del mundo. Cientos de estos líderes llegan de manera individual en jets privados, uno de los modos de transporte más contaminantes.
Esta reunión de altos emisores de carbono incluyó la intervención del secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres. “Estamos coqueteando con el desastre climático. Cada semana tenemos un nuevo evento climático aterrador. […] Las consecuencias, como todos sabemos, serán devastadoras. Varias partes de nuestro planeta serán inhabitables. Para muchas [comunidades], esto es una sentencia de muerte. Pero no es una sorpresa. La ciencia lo ha tenido claro desde hace décadas. La semana pasada nos enteramos de que algunos productores de combustibles fósiles eran plenamente conscientes en la década de 1970 de que su principal producto estaba calentando nuestro planeta”.
Guterres se refiere a un estudio publicado en la revista Science que confirma que las compañías de combustibles fósiles sabían desde hace mucho tiempo que los gases de efecto invernadero intensificaban el cambio climático inducido por los humanos. Este estudio siguió a un informe publicado en diciembre por el Comité de Supervisión y Reforma de la Cámara de Representantes de Estados Unidos en el que se documentan décadas de “lavado de imagen” con aparentes campañas de cuidado del medioambiente y afirmaciones falsas sobre el cambio climático por parte de las empresas ExxonMobil, Chevron, Shell, BP, el Instituto Estadounidense del Petróleo y la Cámara de Comercio de Estados Unidos.
El congresista demócrata Ro Khanna, que ayudó a impulsar la investigación, expresó en una entrevista con Democracy Now!: “Exxon, Chevron y otras grandes compañías petroleras sabían que estaban provocando el cambio climático cuando quemaban combustibles fósiles en la década de 1970 y que este iba a ser un gran problema para la humanidad. Tenían a los mejores científicos. Y, sin embargo, sus ejecutivos mintieron durante décadas y no revelaron a la población estadounidense lo que sus propios científicos habían concluido. Como resultado, nunca comenzamos la transición [energética] y ahora nos encontramos sumidos en este mundo de dolor”.
El “mundo de dolor” al que se refiere Khanna se ha cernido actualmente sobre su estado natal de California, que ha sido azotado durante las últimas dos semanas por tormentas de lluvia y nieve y deslizamientos de tierra y lodo. Estos eventos meteorológicos extremos son impulsados por un fenómeno ambiental que el climatólogo David Swain describió en Democracy Now! como “ríos atmosféricos, corredores con una gran concentración de vapor de agua que se desplazan rápidamente a través de la atmósfera”. Además de miles de millones de dólares en daños, estas tormentas sin precedentes se han cobrado 22 vidas hasta la fecha.
El congresista Khanna responsabiliza por la situación a las altamente rentables empresas de combustibles fósiles: “Deberían rendir cuentas ante la justicia, como lo hicieron las grandes tabacaleras”.
Mientras Davos está muy ajetreada con las actividades del Foro Económico Mundial que, según su descripción, tiene como objetivo “impulsar cambios tangibles y positivos para los sistemas a largo plazo” y estimular “políticas y estrategias empresariales proactivas y con visión de futuro”, los Alpes, la cadena montañosa en la que está enclavada la ciudad turística, están sufriendo su propia crisis climática. Un invierno inusualmente cálido ha dejado gran parte de la enorme cordillera sin nieve y a la multimillonaria industria del esquí y los deportes de nieve en crisis.
En 2019, Greta Thunberg, que entonces tenía 16 años, dijo en el Foro Económico Mundial: “No quiero que sientan esperanza. Quiero que entren en pánico. Quiero que sientan el miedo que yo siento todos los días. Y, entonces, quiero que actúen como si su casa estuviera en llamas. Porque lo está”.
Tres años después, Greta está de nuevo en Davos, recién llegada de las protestas contra la mina de carbón en Lützerath, junto con otras jóvenes activistas contra el cambio climático, como Vanessa Nakate, de Uganda; Helena Gualinga, de Ecuador; y Luisa Neubauer, de Alemania. Estas jóvenes han enviado una carta abierta a los directores ejecutivos de las empresas de combustibles fósiles, en la que se lee: “Este Aviso de Cese y Desistimiento es para exigirles que dejen inmediatamente de abrir nuevos yacimientos de extracción de petróleo, gas o carbón, y que dejen de bloquear la transición a la energía limpia que todos necesitamos con tanta urgencia. […] Si no toman medidas inmediatas, quedan advertidos de que ciudadanos de todo el mundo podrán emprender acciones legales contra ustedes para que rindan cuentas por sus actos. Y, además, seguiremos manifestándonos masivamente en las calles”.
El Foro Económico Mundial ha estado debatiendo sobre los problemas mundiales durante casi tanto tiempo como la empresa ExxonMobil ha estado mintiendo sobre el cambio climático. Los científicos revelaron esta semana que Groenlandia acaba de registrar su década más cálida en 1.000 años y que su enorme capa de hielo se está derritiendo rápidamente, lo que elevará el nivel del mar aún más. La catástrofe climática ya está entre nosotros y está claro que no es a los activistas ambientales como Greta Thunberg a quienes hay que arrestar.
Por Amy Goodman y Denis Moynihan
Fuente: Democracy Now